El número de viviendas afectadas por el terremoto de 8,8 grados en la escala de Richter que sacudió el pasado 27 de febrero la costa del centro-sur de Chile asciende a más de un millón y medio de hogares, de ellos 500.000 tendrían daños severos. A los devastadores efectos de uno de los peores seísmos de la historia se han sumado innumerables réplicas y cada vez más fuertes rozando algunas los 7 grados.
Hay más de dos millones de damnificados que lo han perdido todo y que no saben como podrán seguir adelante. Ha pasado una semana de esta terrible tragedia y aún no se sabe con exactitud el número de muertos, las autoridades chilenas calculan que más de 800, pero hasta el momento solo se han podido identificar a poco más de 300 debido a la cantidad de escombros que hay que dificulta enormemente el trabajo de la policía.
Pero lo más grave de todo es que se podía haber salvado cientos o quizás miles de vidas, ya que Bachelet, a poco más de una hora y media del terremoto, quiso abordar un helicóptero de la Fuerza Aérea chilena, pero al piloto especialmente designado para esa misión fue imposible de localizar debido a que era fin de semana. El país estuvo varios días sin comunicación telefónica y en el momento del seísmo, de nada sirvió que Chile tenga el record de uno de los países del mundo que más móviles hay por habitante, porque ninguno funcionaba.
domingo, 7 de marzo de 2010
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